
A pesar de la reciente disminución en las proyecciones de crecimiento económico por parte de diversas instituciones financieras, el Gobierno de México mantiene una postura optimista en sus estimaciones para 2025. Este enfoque no parece responder a un descuido ni a una falta de realismo, sino más bien a una convicción genuina sobre el potencial económico del país. Si bien es cierto que existen desafíos importantes, es posible que, bajo las condiciones adecuadas, la economía mexicana logre evitar los escenarios negativos que se han planteado.
El ánimo de la actual administración federal se sustenta en, al menos, dos pilares: 1) el Plan México y 2) las negociaciones comerciales con Estados Unidos. El éxito del primero dependerá eminentemente de una implementación eficaz por parte del gobierno –lo que implica la ejecución oportuna de las obras de infraestructura y un entorno regulatorio que inspire confianza en los inversionistas–, mientras que el segundo, de las decisiones que emanen de la Casa Blanca y la capacidad del gobierno mexicano de influir en ellas.
Por lo pronto, el Gobierno de México ha dado pasos importantes en su estrategia de desarrollo industrial. Actualmente, dentro del Plan México se contempla un portafolio de inversiones de mil 937 proyectos en todo el país, por un monto de 298 mil millones de dólares. Asimismo, este año concluirán cuatro obras de infraestructura carretera y se iniciará la modernización y construcción de otras siete, además de los trenes México-Querétaro y México-Pachuca. De ejecutarse correctamente estas inversiones públicas y privadas, la economía mexicana se vería beneficiada.
Con respecto a la estrategia de negociación de México y Estados Unidos, la postura prudente del gobierno mexicano y la gestión por parte de la Secretaría de Economía en su interlocución con autoridades estadounidenses, permitieron preservar las condiciones preferenciales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y evitar la imposición de aranceles recíprocos.
En la actualidad, la administración Trump eximió de aranceles a los productos mexicanos contemplados en el T-MEC y a las autopartes, al mismo tiempo que estableció un arancel a los vehículos ensamblados en México y Canadá. Este resultado no sólo puede reducir las afectaciones económicas inicialmente previstas, cuando la Casa Blanco anunció un arancel general a los productos mexicanos, sino que también es un reconocimiento de la posición de México como un socio comercial estratégico y competitivo en la región.
A lo anterior se suma un desempeño económico más resiliente de lo previsto. Aunque el país experimentó una desaceleración, logró evitar una recesión técnica en el primer trimestre de 2025, desafiando las proyecciones más pesimistas. Además, en el mismo período se registró un aumento de 4% en el valor de las exportaciones mexicanas con respecto al primer trimestre del año previo.
Con todo, queda mucho por ver en 2025: las presiones externas continúan y, en el plano interno, se avecinan momentos clave, como la elección de jueces, magistrados y ministros a mitad de año, que posiblemente impactará el desempeño de la economía. Por ahora, México ha logrado esquivar los peores escenarios que muchos anticipaban. Puede que las metas de crecimiento del gobierno no se cumplan del todo, pero los datos actuales permiten pensar que es posible un 2025 menos adverso de lo que se temía.
Publicado en Animal Político
01-05-2025